No sé si la conoce. En síntesis consiste en que a media mañana, las personas habitualmente madrugadoras y trabajadoras. Cuando ya han dejado realizadas sus tareas mañaneras y no hay nada, ni nadie que les perturbe, es fácil que encuentren, sin querer, un lugar aislado del mundanal ruido, que no hace falta que sea en el campo, para de forma imperceptible, incluso para los más próximos, el acomodarse lenta y silenciosamente, en una posición que puede recordar el decúbito supino, con algunas modificaciones personales o coyunturales, para dejar venir el sueño merecido y reparador, durante 20 ó 30 minutos, más o menos. Lo que permite incorporarse muy consciente a la vigilia y a la normalidad laboral, para rematar algún pequeño detalle por hacer. Para casi de la misma manera a como se inició, ir preparando al organismo, en el estado basal conseguido con la (SR), para afrontar el almuerzo o la comida. Si se puede casera, a base de alimentos frescos, sencillos, naturales y nutritivos, hechos y algunas veces llevados con cariño por algún zagal(a), casi siempre alegre(s), o bien, que podía haber estado reposando en la tartera, que llevamos al tajo, dejando al abrirla que salga el aroma del hogar, mezclado con el olor del guiso lento de toda la vida.
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